Con todo este girlpower que existe actualmente, sabemos que las mujeres a lo largo de los años se han apoyado como sociedad y el punto culminante es cuando llega un bebé a la tribu. Por otro lado, existe ese pequeño rumor en el que al ver a una embarazada dicen: “Aléjate que se pega”. ¿Con cuántas de tus amigas compartiste embarazo? Yo, con tres. El día que les dije que estaba embarazada lleve un racimo de globos y abajo tenía un osito que decía: Serás tía. Inmediatamente después de entregarlo, una de mis amigas dijo: ¡YO TAMBIÉN ESTOY EMBARAZADA! A esa lista se fueron agregando más amigas. Con algunas de ellas hice un trato: “Si algún día creen que tenga que hacer algo por mi hijo, si consideran que debo pedir ayuda, díganmelo inmediatamente.”
Momentoring surge por muchas razones pero la historia que me sacudió y me hizo querer hacer algo diferente fue escuchar la siguiente:
“Fulanita nos contó que a su hijo lo diagnosticaron con autismo y nosotras como amigas lo primero que se nos vino a la mente fue decirle: ¡No, cómo crees! Ya cuando iba camino a la casa me quedé pensando: ¿Y si sÍ tiene autismo? Yo no soy experta y le dije que no se preocupara.”
Entiendo que desde el cariño queremos que todo este bien; sin embargo, también creo que desde ese mismo sentimiento debemos recordar que cualquier tipo de intervención entre antes siempre será mejor.
Aquí encontrarás 5 pasos que a mi me funcionaron para hablar con una amiga sobre pedir ayuda.
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